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"La Revolución no se lleva en la boca para vivir de ella, se lleva en el corazón para morir por ella.", Ernesto "Che" Guevara.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Motivos teóricos para repudiar el capitalismo

 En la práctica está totalmente hundido. Las estadísticas no dejan lugar a dudas. De sus aterradoras cifras de “daños colaterales” ya hemos hablado en este mismo blog 1. Además, el que disponga de la red social Tuenti, puede observar sus estragos 2.
 Pues bien, en este artículo refutaremos teóricamente el capitalismo. Su inmoralidad quedará visible, latente en las mentes de los lectores. ¿Qué mejor manera de rechazarlo, que ayudándonos del gran Marx?
 Debemos remontarnos, para entender su filosofía, a Ludwig Feuerbach, representante de la conocida como “izquierda hegeliana”. En La esencia del cristianismo nos deja auténticas reliquias de la filosofía, que, si queremos comprender a Marx, hemos de estudiar. “La religión es la conciencia del hombre de sí mismo” o “El conocimiento de Dios es el autoconocimiento del hombre” son solo algunas. Sin duda,  la más célebre de estas citas es la que enuncia que “Dios es la esencia enajenada del hombre”.
 El Marx más joven tomó esta perla, para jugar con ella en sus Manuscritos -incluso demuestra su ingenio empleando con toda la intencionalidad posible el término “gold” en inglés (oro, en referencia al dinero), en vez de “God”, que significa Dios-. Y es que, como él mismo dijo, “El dinero es la esencia enajenada del hombre”.
 Nos planteamos la siguiente cuestión: ¿Qué es el ser humano? Para Marx el ser humano es lo que hace, ya que “el trabajo es la esencia del hombre”. El materialismo práctico gana enteros en sus Tesis sobre Feuerbach, en las que trata estos y otros temas. El ser humano es praxis, es sus actuaciones. Esta concepción sin sujeto del hombre, a la vez que emancipadora puede caer en una trampa. Si uno es sus actos, y estos actos se pueden substraer, se pueden robar, nuestra humanidad está siendo robada. A esta trampa se le llama capitalismo, el crimen ontológico por antonomasia.
 Como diría Kojéve, “el hombre que trabaja se reconoce a sí mismo”. Este mundo es el producto de nuestro trabajo, que lo ha cambiado, lo ha revolucionado. Nuestra humanidad no está en nosotros mismos, está extrínseca a nosotros, en todo  lo que hacemos, desde un poema hasta una silla.
 En esta exterioridad el capitalismo interviene a través de la enajenación. Al proletario el capitalismo le convierte en cadáver; le roba todo tipo de humanidad. Es por ello que es un sistema criminal, indefendible, que produce antagonismo de clases, que produce pocas luces y muchas sombras.
 Para observarlo todo rigurosamente iremos a Hegel, que nos explica el interesante proceso:
.Aüsserung; la exteriorización, el trabajo.
.Ent-Aüsserung; el extrañamiento, la separación. Lo exteriorizado es objetivado, separado de de aquel que lo había exteriorizado.
.Ent-Fremdung; proceso capitalista por excelencia, es el alejamiento radical. El objeto se convierte en algo irreconocible para el productor. Aquí llega la alienación, la enajenación del productor.
.Verdinglichung; la deshumanización, “el fetichismo de la mercancía”. Máximo grado de alienación. El objeto de la producción se convierte en lo mismo que el de las religiones, en algo enajenado (de aquí la relación Feuerbach-Marx).
 En conclusión, el capitalismo expropia a las masas de su humanidad, de su trabajo, de su producción (entre otras muchas ignominias).






1 comentario:

  1. Te sugiero que ejemplifiques: el proceso que detallas a partir de Hegel, por ejemplo. De esta manera podrá ser entendido por la mayoría de la gente (al fin y al cabo es al pueblo al que quieres despertar).

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