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"La Revolución no se lleva en la boca para vivir de ella, se lleva en el corazón para morir por ella.", Ernesto "Che" Guevara.

viernes, 1 de octubre de 2010

¡Te está esperando el jefe!

 Tiene cojones. ¡Cuánto imbécil, cuánto mamón, cuanto obrero despojado de dignidad, de conciencia de clase!
¿A qué se agarran los esquiroles, al derecho al trabajo? Es grotesco, cuando rondamos los 5 millones de parados.
 Cuando hay que tragar, todo lo supeditamos a los sindicatos, nuestros grandes representantes. Nos guste o no tragamos. Es más, hemos reculado lo impensable por aceptar lo que nuestros “representantes” negociaban y acordaban. Un ejemplo de ello sería el caso Opel, Magna, UGT y CCOO, por todos, desgraciadamente, conocido; tras el paripé que nos vendieron de que Magna se nos llevaba la Opel a Alemania, que si que no, que me voy, que me quedo… Tras infundirnos miedo, en definitiva, los laboriosos y honrados representantes de la clase obrera se pusieron a negociar arduamente, concediendo más de 1.000 despidos, entre otros recortes.
 Vemos, pues, que cuando hay que tragar, tragamos, nos guste o no. Entonces, cuando hay huelga, ¿por qué los sucios esquiroles, los arrogantes y filisteos empresarios y los medios de comunicación de masas (en total control por la clase dominante) se empeñan en defender el derecho al trabajo? Por un puñado de míseros euros hoy, para que falte el pan mañana, por avaricia, por oportunismo, para así debilitar los lazos fraternales que deberían unirnos. Quieren que nos dividamos en españoles y extranjeros,  taurinos y antitaurinos, católicos y cualquier otra opción religiosa, aficionados del Madrid o del Barcelona, y un largo etcétera. Lo que no quieren es que nos demos cuenta de que hay una escisión en este capitalismo de consumo; ricos y pobres. Los cuatro gatos con pasta, con los medios de producción, con los medios de manipulación, y las masas, rebaño de ovejas amaestrado. EL poder constituido, valiéndose del pensamiento constituido, nos vende esto como natural, como eterno, como inmutable, como verdad absoluta. Así es, despiadado, ruin, despreciable. No quieren que cambien las cosas, no quieren que nos despertemos de este absurdo letargo.
 Así que, la huelga la hace quien quiere, ¿no? Con una visión un tanto materialista filosóficamente hablando, concluiremos que el pensamiento está determinado por lo social, que proviene, es más, de lo social, del momento histórico. Así, te manipulan para que creas que no querer ir a la huelga es algo concurrido por ti mismo, aislado de cualquier influencia mediática (así luego el periódico La Razón arenga a no hacer huelga, hasta el límite de conseguir que obreros se enfrenten con obreros). De esta manera los “pacíficos” esquiroles arramplan con todo, atropellando a los piquetes informativos, recurriendo a la policía, enfrentándose contra el que lucha pos sus derechos.
 Y es que si tenemos que tragar lo que digan los sindicatos, una huelga convocada por ellos se debe hacer, aunque no nos guste (a mí personalmente me dan asco UGT y CCOO). Pero eso no es lo más importante; por nuestra dignidad, por nuestra conciencia de clase, por la lucha de la clase obrera, debemos apoyar la huelga. Más vale tarde que nunca.
Nota: Lo escribí el día de la huelga, pero me negué rotundamente a publicarlo tal fecha. Quizás sea algo emotivo. Quizás arengue a la huelga apelando a los sentimientos de clase. Pero su lógica es aplastante.
 Salud y Revolución.

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